"Mientras la tierra exista, habrá siembra y cosecha, frío y calor, verano e invierno, días y noches". Genesis 8
Todo en la vida tiene su tiempo, todo tiene su estación cierta. No importa a donde vivamos, las estaciones van y vienen. La primavera, el verano, el otoño, el invierno. En cada parte del mundo tienen características distintas. Cada estación siempre tiene aspectos positivos y negativos.
Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo:
Un tiempo para nacer, y un tiempo para morir.
Un tiempo para plantar, y un tiempo para cosechar.
Un tiempo para matar, y un tiempo para sanar.
Un tiempo para destruir, y un tiempo para construir.
Un tiempo para llorar, y un tiempo para reír.
Un tiempo para estar de luto, y un tiempo para saltar de gusto.
Un tiempo para esparcir piedras, y un tiempo para recogerlas.
Un tiempo para abrazarse, y un tiempo para despedirse.
Un tiempo para intentar, y un tiempo para desistir.
Un tiempo para guardar, y un tiempo para desechar.
Un tiempo para rasgar, y un tiempo para coser.
Un tiempo para callar, y un tiempo para hablar.
Un tiempo para amar, y un tiempo para odiar.
Un tiempo para la guerra, y un tiempo para la paz.
Las estaciones son cambios normales que hacen que el planeta pueda estar equilibrado. Si siempre estuviéramos en verano, las plantas no podrían dar su fruto, por ejemplo, pues la ausencia del invierno las haría marchitar, en lugar de hidratarlas, sin contar el sin fin de efectos que esto podría causar en los seres humanos. De igual forma tampoco podríamos vivir siempre en invierno, probablemente nos mantendríamos enfermos, habría inundaciones, todo sería un caos.
Nuestra vida es similar a las estaciones del año, probablemente en nuestro mundo también transcurren estaciones espirituales, que equilibran nuestras vidas y forman todo lo que somos. En el mundo físico no podemos cambiar las estaciones; simplemente por los cambios climáticos nos enteramos que hemos cambiado de estación y lo único que podemos esperar es, disfrutar si es la estación que nos gusta hasta que llegue la otra, o esperar un cambio de estación con paciencia si tal vez nos cae como un frio invierno.
Los cambios de estaciones también tienen una relación con eventos religiosos, por ejemplo, Navidad se estableció cerca del solsticio de invierno; la Semana Santa o Pascua de Resurrección sucede en los días del equinoccio de primavera; y San Juan, por el solsticio de verano. Si profundizamos un poco en el significado de cada una de esas fiestas podemos ver la relación que hay entre ellas y lo que ocurre en la naturaleza en estos tiempos.
La primera estación del año es la primavera, que se caracteriza por la renovación de la vegetación. Es la época del nacimiento donde el tiempo se mezcla con flores y gran alegría. El otoño es el momento del conocimiento profundo, también es una temporada de cosecha natural y espiritual. Aquí el árbol se seca y las hojas caen dando paso al invierno. El invierno es la época de la vejez, por tanto, en esta estación del Señor, todavía somos fructíferos y hermosos. Este momento es cuando necesitamos estar saludables y dispuestos a descansar. En cambio, el verano es donde la vida vuelve a su glorioso estado de equilibrio cálido y actividad física.
Los Arcángeles de acuerdo a su energía y vibración también se les ha asignado una estación del año.
INVIERNO
El invierno se caracteriza por tener días cortos, noches largas y temperaturas frías. Las precipitaciones son frecuentes y abundantes.
Es cuando pasamos periodos de prueba, donde muchas veces pueden ocurrir sucesos que quieren arrasar con todo en nuestra vida, acabar con lo que no sirve, para dar espacio a lo bueno que tenemos y que se multiplique. La estación del invierno ha sido un tiempo cuando la mente está naturalmente dada a los pensamientos, al interior.
En el invierno nos sentimos fríos todo el tiempo, la única forma de tener calor es abrigarnos bien, y en las mañanas no quisiéramos levantarnos, el frío nos produce más pereza, sólo quisiéramos estar durmiendo; pero muchas veces sabemos que no podemos, así que es necesario levantarnos, por mucho frio o pocas ganas que tengamos. Esto podría compararse con nuestra vida, cuando llegan momentos donde sentimos que la luz no llega a nuestras vidas, lo más común es que comencemos a enfriarnos, pero para eso está la oración, la meditación, para mantenernos abrigados y no sintamos el frio de la misma forma. Esto nos lleva a que nos debemos levantar así no hayan ganas de nada; debemos obligarnos a reconsiderar que nuestra alma pacto esa experiencia para que aprendieramos algo y que lo vamos hacer de la mejor forma bendeciendo y agradeciendo, el crecmiento que tendremos al final de la prueba.
El Arcángel Gabriel y el Invierno
El arcángel Gabriel es quien anuncia, comunica y una misión super importante fue el nacimiento de Jesús. En invierno la Tierra está quieta, las plantas se han retirado con sus semillas bajo el suelo, el Sol está bajo, el aire es frío. Gabriel trae a la humanidad la sabiduría.
En los momentos de invierno en nuestras vidas, podemos invocar al arcángel Gabriel, cuando nos sintamos abatidos, en estados depresivos, momentos de gran necesidad espiritual, cuando nos sintamos alejad@s de la gran sabiduría divina, del amor de Dios y en todos los momentos de nuestra vida. Al invocar su presencia adquirimos una elevación espiritual de tal magnitud, que nos sentiremos más cerca de Dios.
PRIMAVERA
En primavera la luz natural del Sol aumenta, las semillas traen hojas y flores. El corazón humano, emergiendo desde la oscuridad del invierno, encuentra alegría en el mundo alrededor. Las flores toman el lugar de las velas en la casa.
Son los tiempos donde comenzamos a ver los frutos en nuestra vida, donde después de pasar duras pruebas comenzamos a ver que valió la pena, que todo tenía su propósito, que las semillas que sembramos comenzaron a dar fruto y todo está en un ambiente cálido; la vista es hermosa, podemos contemplar la majestuosidad de Dios en la hermosura de todo lo creado.
La primavera se caracteriza por un aumento gradual de las temperaturas y de las horas de luz. Es la época del año en que se manifiestan más evidentemente los procesos del Nacimiento y el Crecimiento en cualquier forma de vida; Las semillas rompen su envoltorio para crecer hacia la luz, las hojas y las flores estallan en las ramas para regalarnos ese color Verde, característico de esté período.
El Arcángel de la primavera es Rafael.
El guardián de la salud, que obra desde el universo hacia adentro del hombre. Esta energía fluye desde nuestra inhalación hasta dentro de nuestro ser, llenado de energía verde esmeralda nuestro existir.. Esta energía que inhalamos renueva nuestra vida. Al observar este proceso, Rafael trae las fuerzas de la curación desde el cielo hacia adentro de la naturaleza enferma del ser humano acá en la tierra.
Rafael es el arcángel que nos lleva a una sanación mental emocional y física, visualiza su luz y conecta con la magia de la sanación
VERANO
Es cuando un lado de la tierra pasa por el sol, recibiendo la mayor parte de luz solar. El verano se caracteriza por tener días largos, noches cortas, temperaturas cálidas y lluvias relativamente esporádicas.
El verano es celebrado con fuego. Una ceremonia de fuego puede ser encendida en respuesta al fuego del Sol en el cielo. Una antigua costumbre requería que las personas habían de saltar sobre un fuego para quemar sus aflicciones y debilidades. Las celebraciones de San Juan. Es la estación para el movimiento, ya sea la danza o el viajar. Es el tiempo para la música, en la que el alma humana es consciente de la necesidad de responder a los seres de los cielos, que hablan a través de la música del mundo hecha por las estrellas.
El Arcángel Uriel y el Verano.
La influencia de Uriel está dirigida a recordar a las almas humanas acerca de su origen divino y mostrarles cómo sus efectos obran dentro de ellos como el poder de la consciencia, cómo la rectitud en sus pensamientos y sus acciones en forma humana. El contraste entre el orden en la naturaleza y el desorden en el comportamiento humano es señalado en la severa mirada de Uriel.
Cuando estamos en verano hace tanto calor que el sueño se nos quita, nos queremos levantar de la cama rápido e irnos a bañar. Es un tiempo donde da mucha sed, y podremos refrescarnos con el agua de vida.
OTOÑO
En el otoño llega la colecta de frutos. Es el tiempo cuando las fuerzas de la naturaleza se desvanecen y aquellas dentro del alma humana se encienden. Su expresión natural es el festival de la cosecha, en el cual los frutos de la tierra han de estar lado a lado, junto con los frutos de la labor humana, las cosas que los hombres han realizado y construido. El coraje para crear, la voluntad para realizar un nuevo comienzo, es el don que el Arcángel Miguel puede otorgar a las almas humanas, en esta estación.
El otoño se caracteriza por un descenso gradual de las temperaturas y de las horas de luz. Durante el otoño, las hojas de los árboles caducos cambian y su color verde se vuelve amarillento y amarronado, hasta que se secan y caen ayudadas por el viento que sopla con mayor fuerza. Desde esta estación la temperatura comienza a ser un poco fría.
El Arcángel Miguel y el Otoño
Bajo la mirada de Miguel,es el momento del discernimiento entre el bien y el mal. Él es manifestado en la visión cósmica de aquel que lucha con una espada de luz contra el dragón. El coraje celestial fluye desde su influencia dentro de los corazones humanos para dar fuerza para el encuentro con la tentación y el peligro.
Nuestras almas experimentan el ritmo del año en la esfera del alma, en el cual los seres elementales de la naturaleza están obrando, este hecho se hace evidente para nosotros a través de nuestros sentidos. Esto sucede en el hemisferio norte, y de manera similar sucede en el tiempo opuesto en el sur.
Cuando comprendemos esto y comenzamos a ver la vida desde está perspectiva, nos será más fácil asimilar cada situación y también el propósito de ellas, sabiendo que todo nos ayudara, “esto también pasará”. Debemos tener en cuenta que en nuestra vida también hay estaciones, algo parecido a lo que dice “hay tiempo para todo”, habrá un tiempo de invierno, que nos ayudará a depender más de nosotros mismos, a luchar por mantenernos calientes y no vivir fríos, pero debemos saber que pronto viene otra estación, y de igual forma cuando estemos en buenos tiempos, debemos saber que “esto también pasará”.
Por otra parte, así como la tierra gira en torno al sol, nuestras vidas tienen que girar en torno al amor y a Dios, no podemos seguir como las personas que antes ignoraban esto y creían que era el sol el que giraba en torno a la tierra. Finalmente, debemos tener claro que así como las estaciones son ciclos anuales que dependen de la inclinación de la Tierra respecto a su órbita alrededor del Sol – Nuestras estaciones espirituales dependerán de nosotros.
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