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Foto del escritorClaudia Vallejo.angeles

EL AMOR QUE DAMOS Y EL QUE RECIBIMOS.

Hace algunos años integré a mis creencias que al ser todos seres espirituales y que cada uno al venir a sentir, aprender, enseñar hacia que cada relación por fugaz que fuera, fué pactada en el cielo antes de venir.

Puede sonar un poco loco y curioso “como cuento de niños" pero me imagino a mi alma pactando con esa otra alma, diciéndole “A mí me gustaría experimentar tal cosa y nos vamos a encontrar en tal momento" jajaja y que la otra alma aceptaba y me daba hasta ideas locas para ayudarme más en esa experiencia… Por eso cuando veo a alguien a los ojos, trato de entender y obtener pistas de para qué esa persona está en mi vida, cumpliendo a su vez el plan de su alma, quizás yo deba hacer algo trascendental por ella o quizás no…muy loco no?!?!

Obviamente no obtengo siempre respuestas, pero sin duda he aprendido apreciar de manera especial a cada persona que se cruza en mi camino, porque sé que no lo hecho de manera aleatoria, que algo nos damos, algo intercambiamos que hace que la vida sin ese instante no trascurra de la misma manera.

Esto me llevó a sacar conclusiones de ciertos tipos de relaciones que incluso, odiaba, queria evitar, no tener, o hasta desaparecer, pero viéndolo desde este enfoque, me llevaron a preguntarme, ¿qué está aportándome esta persona?, ¿cómo me está moviendo?, ¿qué me está enseñando?, ¿qué me muestra de mí?, ¿cómo o qué estoy aportando en esa interacción o relación?…

Y así voy tratando de desenredar, tratando de no desperdiciar nada de lo que vivo, tratando de mirar más allá de lo evidente, haciendo que cada momento cuente, por eso digo: “me gozo hasta una misa".

Cada vez que entramos en consciencia que la otra persona es un alma viviendo su propias experiencias de vida, podemos llegar a sentir, o al menos en mi caso es así, una profunda conexión, una gran empatía, que solo inspira poder hacer lo mejor que podamos por esa persona.

¿Qué sería de la vida si todos hiciéramos esto? Creo que viviríamos en mundo mucho más noble, más cercano, sin tanta competencia y rivalidad, pensando que no somos tan distintos unos de otros… pensando que incluso los que nos sacan “la piedra”, detrás de todo eso hay un gran plan.

Mira a tu alrededor, entiende que nadie ha llegado a tu vida por casualidad y entiende que lo mejor es disfrutar de todas nuestras relaciones, sabiendo que hay algo detrás buscando que experimentemos lo que en algún momento nos propusimos, aun cuando no lo podamos traer a nuestra memoria.

Agradece cada presencia, cada aporte, cada gesto y mira como cada persona que llega a tu vida, te deja algo, un aprendizaje, una sonrisa, una visión de vida, un pensamiento, una idea, una experiencia… Y ¿cómo no valorar esto? Si vamos creciendo y transformándonos a través de las personas que tocan nuestras vidas, si incluso nos conocemos a través de nuestro reflejo en el otro, de nuestros espejos.

Somos lo que somos en gran parte por las personas con las que nos relacionamos si tomamos las cosas desde el AMOR que somos, que solo nos vamos de este plano cuando ya tenemos nuestra alma listas cargaditas, con los únicos elementos que la engrandecen: El amor que damos y el amor que recibimos.


“Eso fue a lo que viniste Juanes a darnos amor y te llevas el nuestro”.



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